2025-01-30
“Para nosotras era muy importante hablar de esta parte de nuestra historia reciente para que no caiga en el olvido y no se vuelva a repetir”
El último film de Arantxa Echevarría, ‘La infiltrada’, es uno de los grandes favoritos a brillar el próximo 8 de febrero en la gala de entrega de los Premios Goya. Con 13 nominaciones en su haber, entre ellas las más importantes, charlamos con la directora bilbaína sobre el film y la repercusión que ha tenido en la sociedad.
¿Cómo recibiste la propuesta de dirigir ‘La infiltrada’?
Me llamaron los productores contándome la historia y me pareció fascinante. Una chica de 22 añitos, recién salida de la Policía y que estuvo infiltrada 8 años en ETA... Ya solo el titular te pone la piel de gallina, y cuando me explicaron el resto de la historia, pensé: “tengo que contarlo”. Habiendo vivido toda esa época, y además teniendo acceso a los policías que gestionaron el operativo y al propio comisario que infiltró a Arantxa dentro del comando, era un sueño para cualquier director. Poder contar este caso de nuestra historia reciente, de esta que tenemos tan olvidada, era un caramelo.
Aborda temas de engaño, confianza y la lucha por la verdad. ¿Cómo lograste encontrar el tono adecuado para tratar estos temas sin caer en los estereotipos?
Encontrar el tono de la película fue difícil, teníamos mucho respeto y mucho pudor. Siendo de allí, he vivido todo este proceso y sé que nada es blanco ni negro; hay toda una gama de grises en medio muy grande. Ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos. Son seres humanos en una situación muy complicada dentro de un conflicto. Hay un punto en el que yo ya pierdo todo tipo de equidad. Esto sucede cuando vi en directo por la televisión el atentado de Irene Villa. Ver esas imágenes de una niña destrozada llamando a su madre… ahí no entiendes nada. La socialización del dolor, los años de plomo, cuando empiezan a morir civiles, dices: “¿Por qué toda esta locura? Es complicado tener una equidistancia con todo eso que me lleva a mis recuerdos de adolescente y a los momentos más duros.
Es algo que todavía está muy reciente…
Claro, no ha pasado nada de tiempo, pero es curioso ver cómo la gente adolescente, de 18 años, no sabe lo que pasaba en el País Vasco. Tanto para mí como para los productores era importante hablar de todo esto para recordarlo y que no se vuelva a repetir. Tras ver esta película, espero que la gente llegue a casa y vea ‘Patria’, vea ‘Maixabel’, y busque información sobre la historia reciente, ya que tenemos esta manía los españoles de borrar todo lo que ha pasado.
Comentabas al principio que habéis tenido acceso a policías, incluso a la persona que infiltró a Arantxa en la organización… Labor de documentación habrá sido muy importante.
Sí, ha sido un trabajo intenso, pero a la vez muy interesante. El periodista Pablo Muñoz estuvo durante dos años recopilando información, hablando con personas del operativo, viendo qué informaciones se repetían y cuáles no, hablando también con el comisario, y nos dio una especie de informe de análisis de todas las entrevistas, que nos sirvieron a Amelia Mora y a mí para escribir un guion con una verdad muy potente. También tuvimos acceso a los policías y realizamos nuestras propias entrevistas para recopilar información sobre detalles del día a día, cuándo se despertaban, cómo iban al piso franco, cómo eran las máquinas de las escuchas… Por ejemplo, descubrimos que las máquinas de los micrófonos eran gigantes y que las baterías debían cambiarse cada 15 días, lo que obligaba a entrar al piso con esa frecuencia.. Para Amelia y para mí, el mundo policial era muy desconocido, y acercarnos a él nos ha ayudado, sobre todo, a comprender por qué alguien se pone en esa tesitura.
Es conocido que la protagonista de la historia se trasladó fuera de España y se alejó de todo. ¿Habéis tenido la oportunidad de estar en contacto con ella?
Cuando recibimos el proyecto, obviamente, intentamos hablar con ella. Además, como es normal, Carolina Yuste también tenía mucho interés en conocerla. Pudimos acceder a ella, pero declinó participar en la escritura. Le mandamos el guion y sabemos que lo recibió, pero no obtuvimos respuesta. Ha sido una persona muy prudente; nunca ha querido estar en el foco mediáticoy tampoco sabemos si ha llegado a ver la película.
¿Habéis encontrado alguna barrera en el camino?
Lo cierto es que hemos encontrado muchas menos de las que pensábamos, casi ninguna. Creo que porque es un tema que ya está cerrado, que ya lo hemos superado y hemos pasado página. Sí que es cierto que sigue habiendo una cicatriz, una herida abierta, pero creo que la sociedad vasca por fin empieza a desprenderse de esa sensación de plomo que teníamos en nuestras espaldas. Incluso nos atrevimos a ir a la Herriko Taberna de Donostia para saber si podíamos rodar allí. Obviamente nos dijeron que no, pero hace años ni se nos hubiera ocurrido preguntarlo. En general, ha sido bastante sencillo, y algún actor ha dicho: “Pues mira, no comulgo con la historia, no voy a hacer el casting”. Lo cual me parece muy lícito y muy inteligente por su parte. Todo está ya muy globalizado, muy olvidado, y ETA ya, gracias a Dios, no existe.
Has comentado en alguna ocasión que siempre tuviste claro que era un papel para Carolina Yuste. ¿Qué destacarías de su trabajo?
Sí, cuando recibí la llamada de los productores, colgué y directamente llamé a Carol y le dije: ”Me han propuesto esto, ¿te vienes conmigo?” Me comentó que le enviara el guion, y al decirle que me acababan de hacer la propuesta y que todavía no estaba escrito me dijo algo así como: ”Venga, vamos. Si nos tenemos que hostiar, hagámoslo juntas”. Para mi era muy importante tenerla; Carolina es una persona que me iba a cuestionar mucho, a ponerme entre la espada y la pared, a ayudarme a no crear una superheroína, sino a un ser humano de carne y hueso con su propio conflicto, con sus propios miedos y angustias. Cuando ella me dijo que sí, respiré un poco tranquila; sabía que íbamos a poder trabajar juntas muy bien un papel tan complicado.
El perfil psicológico del personaje es muy complejo y la interpretación que hace Carolina es sublime.
Es impresionante. Además, hay que tener en cuenta una cosa muy importante y que a mí siempre me alucina: el raccord emocional. El film empieza con ella de una manera y finaliza con ella completamente destrozada, pero nosotros no rodamos cronológicamente. Por ejemplo, nos metemos en la casa de los etarras y grabamos todo lo relativo a ese lugar, por lo que por la mañana, por ejemplo, podía estar siendo súper cordial con Kepa y, por la tarde, entraba Sergio Polo y la llevaba al límite. Mantener ese raccord emocional, esa tensión, ver la peli y que no tenga saltos, es brutal. Lo que hizo Carolina a mí me parece de Goya. Además, cabe destacar que la protagonista incluso sufre una deformación física, un desgaste, y ella por la mañana tenía que aparecer con un aspecto y por la tarde con otro.
En cuanto al resto del casting, ¿fue complicado definirlo?
En el caso de Iñigo Gastesi, que hace de Kepa, sí que hicimos un casting. Estuve un tiempo buscando a actores vascos y fue una gozada encontrarlo a él, porque es un tío estupendo, muy inteligente, generoso e implicado. Diego Anido fue una de las opciones que siempre tuve en mente después de ver ‘As bestas’; para mí era la figura de esa ETA militar de disparo en la nuca.
Tosar fue un regalo. Yo hasta hace 6 años no había hecho ninguna película, y que de pronto me dijeran que Tosar había dicho que sí fue increíble. Es una persona súper generosa, muy interesante, con un sentido del humor increíble y súper buen compañero. Es un gran actor, eso no hay ni que decirlo, pero también es un gran compañero que en las secuencias con Carolina ves cómo la ayuda, cómo le deja en bandeja que pueda brillar, cuando otro actor, por ejemplo, podría priorizar el brillar él. Ha sido un encuentro que espero que dure mucho tiempo.
‘La infiltrada’ ha sido, junto a ‘El 47’, el film que más nominaciones ha recibido para los Premios Goya. ¿Cómo las recibiste?
Con gritos y muchísima ilusión. Al final nunca sabes qué va a pasar. La Academia es así; no es un movimiento global, cada uno tiene su voto individual y nunca sabes. Recibir tantas nominaciones me llenó de una alegría increíble, porque además está el ‘poker’ como digo yo, porque tenemos nominaciones a Mejor Guion, Mejor Película, Mejor Dirección y mejores actores. Los técnicos también han recibido muchas nominaciones, lo cual me hace mucha ilusión. Las otras películas que he realizado eran más de autor, pero en esta ocasión optamos también en sonido, música, maquillaje… Las películas se hacen en equipo y que se reconozca el trabajo es muy bonito.
¿Dentro del equipo habéis hecho alguna porra?
Yo tengo mi propia porra, y algunos compañeros tienen alguna muy optimista, que no me la creo, pero considero que Carol se lo va a llevar de calle y estoy convencida de que música, fotos, sonido… pueden ser también opciones claras.
¿Qué valoración realizas de la recepción que ha tenido el film por parte de público y crítica?
Los productores muchas veces dicen que los thrillers no terminan de funcionar en cine y, de pronto, este lo hizo. Al escribirla, cuando Amelia y yo la vislumbrábamos, decíamos pensábamos que podría funcionar. Nunca sabes, depende tanto de cuándo estrenas, de la fecha, del tiempo que haga ese día, de que funcione el boca a boca… Igual estrenas en un día que haga muy bueno, por ejemplo, y si la gente no va al cine, tu película desaparece. Son tantas variables, tan absurdas a veces…
Además, se trata del segundo film más visto en cines en España en 2024, y el primero en Euskadi. ¿Esperabas que fuera aquí donde mejor acogida tuviera?
Me ha encantado. Me gusta muchísimo porque, además, la reacción de la gente aquí ha sido muy positiva. Me gusta mucho que seamos capaces de ver nuestro pasado y analizarlo. Y el hecho de que incluso se haya creado discusión sobre ello, creo que es súper beneficioso. Demuestra también lo madura que es la sociedad vasca. Estamos muy cansados de la mirada de condescendencia que sentíamos por parte del Estado español, y esto demuestra que somos muy maduros y no nos importa hablar de lo malo de nuestra historia.
Te has convertido en la directora más taquillera de la historia del cine español…
Se dice pronto. A mí me gusta mucho también por ir generando referentes. Cuando yo empecé había tres directoras contadas, Iciar Bollaín, Isabel Coixet… y de pronto ahora hay muchos referentes para las chicas que están estudiando cine, no solo en dirección sino también en otros campos técnicos. Que haya una mujer que con un thriller ha conseguido ser la segunda película española más taquillera del año por detrás de Santiago Segura, que no hay quien lo toque, es muy positivo. Que funcione, que los productores empiecen a apostar por nosotras, ayuda a romper techos de cristal.
Es muy destacable también el nivel de las directoras vascas contigo, con Alauda, con Estibaliz…
Sin duda, lo de Esti en Berlín fue algo inaudito. Y lo de Aluda con ‘Cinco lobitos’ y con ‘Querer’, que es la serie del año por no decir de la década, es increíble. Si te das cuenta, ‘Cinco lobitos’ nos habla de cosas que nos interesan a todos, pero, por fin, desde el punto de vista de una mujer. Habla de la maternidad desde nuestro sitio. Siempre nos han enseñado cómo tenemos que vivir la maternidad, la sexualidad, incluso cómo tenemos que criar a nuestros hijos desde el punto de vista masculino. Alauda muestra nuestra realidad y encima está funcionando tanto en festivales como en crítica. Creo que el cine vasco está más vivo que nunca; hay voces nuevas y considero que vamos a flipar con lo que viene.
Por último, ¿nos puedes adelantar qué proyectos tienen entre manos en la actualidad?
En marzo comenzaré a rodar una película en Donostia, una comedia negra con Hugo Silva, Susi Sánchez y Belén Rueda.